¿Qué se hace durante las sesiones?
Durante las sesiones nos centramos en «el aquí y el ahora» esto quiere decir que ponemos todas las fuerzas y energía en entender el porqué el malestar se sigue manteniendo en el tiempo y que es lo que lo causa, nos orientaremos hacia ese problema o problemas para solucionarlos a través de las fortalezas propias del ser humano, lo que quiere decir que durante el proceso de terapia no sólo nos centramos en los malestares, sino que adoptamos poco a poco una posición optimista frente a nuestros problemas gracias al autoconocimiento.
¿Qué te puedo ofrecer que marque la diferencia?
Te ofrezco una orientación no centrada exclusivamente en el problema, por mi experiencia una vez que el problema se da por solucionado en ocasiones no siempre se consigue el estado de felicidad deseado; por eso a la vez que trabajamos juntos en eliminar el problema trabajamos en el autoconocimiento, esto quiere decir que evaluamos nuestras fortalezas y las potenciamos en el proceso terapéutico, para servirnos de ellas en el día a día y conseguir el bienestar en los diferentes ámbitos de la vida como el familiar, social y laboral. Para trabajar en esto nos valemos de los conocimientos que nos brinda la Psicología Positiva como ciencia del bienestar.
¿Qué duración tiene una sesión individual?
Aproximadamente son unos 55 minutos.
¿Cuántas sesiones voy a necesitar para resolver mi problema?
El número de sesiones varía según los objetivos de cada persona, el tipo de problema y del tiempo del que se disponga. Mi compromiso es hacer el menor número de sesiones con los mejores resultados.
Entiendo la psicoterapia como un proceso en el que el cliente y terapeuta reciben continuo feedback de las mejorías que se van presentado a lo largo del proceso donde el cliente es siempre una persona activa y con toma de decisiones dentro del proceso de cambio.
¿Cuándo necesitan los niños o niñas ayuda psicológica?
El malestar de los más pequeños de la casa en numerosas ocasiones pasa desapercibido debido al menor desarrollo cognitivo que tienen frente a los adultos y a la menor capacidad de introspección, lo que no les permite hablar con facilidad de su malestar. Algunos de los síntomas más comunes que nos permiten ver a los adultos que algo pasa son la falta de vitalidad o energía, rabietas continuas e inexplicables, cambios de comportamiento bruscos o una vuelta atrás en aspectos ya aprendidos como volver a hacerse pis, no saber vestirse sin ayuda, depender del apoyo de un adulto para cualquier cosa, no poder dormir en su habitación etc.
En otras ocasiones son los profesores los que dan la «señal de alarma» porque detectan comportamientos poco usuales o nada característicos en el aula, ejemplos de ello pueden ser la falta de motivación y atención, llamadas de atención en clase, bajo rendimiento, no jugar en los recreos etc.