El EMDR es un abordaje psicológico que postula que los malestares psicológicos o enfermedades mentales tienen su origen en traumas que el cerebro no pudo asimilar en el momento en el que sucedieron y se han quedado “bloqueados” en nuestro sistema natural de procesamiento de la información. Ese bloqueo da lugar en el presente a diferentes síntomas que pueden provocar una disminución de la calidad de vida de las personas, como por ejemplo, insomnio, sintomatología depresiva o ansiosa, sensación de vacío e insatisfacción con la vida o consigo mismo, pesadillas, flashbacks, sensación de rareza o extrañeza, incapacidad de conectar con los demás o de mantener un vínculo afectivo sano entre otros.

A través de la estimulación bilateral de los hemisferios derecho e izquierdo, conseguimos que el trauma pueda ser procesado, es decir, al crear un puente entre ambos hemisferios permitimos que la información bloqueada del trauma pueda ser reprocesada y reelaborada, de forma que se puedan crear nuevas redes neuronales que sean funcionales en el presente y dejar en el pasado la información que ya no es relevante ni cumple ninguna función para la persona.

Un ejemplo…Quizá alguna vez te ha podido pasar que has sentido que tu respuesta es desmedida o que utilizas un patrón de respuesta que se repite una y otra vez frente a algo que está ocurriendo en el presente, por poner un ejemplo, tu pareja se va de casa a cenar con amigos y empiezas al rato a encontrarte mal, notas un nudo en el estómago, sientes soledad, quizá esa noche no puedas ni cenar, te sientes abandonado/a y racionalmente sabes que tu pareja sólo ha ido a cenar, y que volverá, pero sin embargo, te sigues encontrando mal, pues bien, la explicación de esos sentimientos es complicado encontrarla en el momento presente y quizá tenga que ver con un sentimiento de abandono en tu niñez que se ha quedado atrapado en tu red de procesamiento a un nivel más fisiológico, neuronal, que desde lo racional es de difícil acceso, es ahí donde interviene el EMDR.